>>Celebran equinoccio de primavera y Año Nuevo Otomí
Por: Jesica Fabián
Edo. Méx.-Cientos de mexicanos vestidos de blanco levantaron los brazos para cargarse de energía en el Centro Ceremonial Otomí con motivo del equinoccio de primavera y el año nuevo para dicha cultura.
En este recinto, ubicado en el Municipio de Temoaya, se llevó a cabo la Magna Ceremonia de la comunidad en la que se realizaron diversos rituales que consistían en golpe de tambores, danzas, cantos y ofrendas que fueron hechos por lugareños y visitantes de los pueblos aledaños, así como de otros estados y del extranjero.
“Ésta ceremonia es para pedir por todos nosotros, por el medio ambiente, pero sobre todo para que a este Centro se le respete como sagrado pues está por cumplir 30 años y hoy estamos aquí para decirles que al pueblo otomí le gusta la unión”. Mencionó Juan González Mejía, jefe supremo Otomí de Temoaya y vocero de la ceremonia.
La comunidad otomí invitó a todas las personas que se encontraban en el lugar a formar parte de la ceremonia creando un círculo alrededor de donde se estaban llevando a cabo los golpes de tambores.
“¡Bajen!, no se queden sentados, vamos a pedir por la sanación de la madre tierra, por la vida y la paz, todos somos hermanos, aquí no hay diferencias, vengan a convivir con nosotros, queremos salud, sanación y paz, no es un sitio turístico, si no, es la casa del pueblo otomí”. Exclamó González.
Se rindió culto a la Madre Tierra por medio del llamado “Sonido de los ocho mil Tambores Sagrados” en el que todas las culturas indígenas del mundo se unen en ese momento con el fin de la sanación de la naturaleza.
“En comunión con todos los elementos, con la madre naturaleza, con la tierra hagamos que se escuche en todo el mundo” mencionó un abuelo otomí.
Así mismo se pidió por la armonía de la raza humana, llevando a cabo rituales como el doble golpe de tambores, que consistía en 260 para la sanación de las mujeres y 365 para los hombres.
“Sanémonos y sanemos a nuestros hermanos, si esto lo hicieran todos no habría ríos contaminados, montañas deshieladas, ni selvas deforestadas, ni habría guerra, ni sed, ni habría terremotos, pues muchos de esos terremotos son provocados por mentes muy feas” expresó el Jefe Supremo.
Al finalizar la ceremonia se llevó a cabo otro rito en el que los asistentes eran purificados para alejar las malas vibras y llenarse de energía por medio de la quema de incienso en el que el vapor emitido era pasado por todo el cuerpo de la persona.
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