Por: Karla Jaramillo.
Permiso para vivir.
La belleza del Pueblo Mexicano ha quedado opacada por el pánico y el sufrimiento que se vive en el país a causa de los atentados que se han desatado con la ola del narcotráfico, sin quedar ningún Estado de la República Mexicana fuera de esta tormentosa y cruel realidad.
En tiempos pasados los mexicanos nos sentíamos inseguros de salir a la calle, pero hoy en día no nos sentimos seguros ni en nuestra propia casa, pues los delincuentes y criminales ya no se quedan con el gusto de delinquir en la calle, sino que ahora llegan hasta nuestros hogares a imponer su voluntad.
Un claro ejemplo de esto que les menciono es lo que ocurre en los municipios del sur del Estado de México, como: Tejupílco, Temascaltepec, Valle de Bravo, San Martín Otzoloapan, Zacazonapan y principalmente Luvianos, por mencionarles algunos.
Si el turismo en estos municipios era escaso, con los asentamientos de Narcotraficantes se ha vuelto totalmente inexistente, pues a nadie le interesa poner en riesgo su vida por conocer uno de los antes citados.
No solo el turismo se ha alejado, pues aunque parezca increíble, mismas personas oriundas de estos lugares han preferido emigrar hacia otras zonas “más seguras”, abandonando de esta forma familia, amigos, bienes y propiedades… toda una vida.
Pueblos marginados hasta por las propias autoridades, toda vez que las mismas solo ponen un pie en estos municipios únicamente en tiempos electorales, abandonando a su suerte al ciudadano, mismo que para entrar o salir de un lugar necesita pedir permiso a estas organizaciones delictivas, no sin antes identificarse y explicar los motivos o razones que lo llevan a dicho lugar, quedando a un lado lo estipulado por el artículo 11 constitucional que consagra la libertad de transitar por el territorio nacional, sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvo conducto, etc. Sin embargo, esto no es más que letra muerta ya que no existe autoridad que nos garantice dicha libertad. Lo mismo sucede con lo estipulado en el artículo 16 de nuestra Carta Magna, ya que en la actualidad estos grupos nos han aterrorizado en nuestros domicilios, sin derecho alguno.
Como ejemplo claro, les cuento que para poder llevar a cabo alguna actividad en cualquiera de estos lugares se debe pedir un permiso al representante principal de estos grupos de narcotraficantes, así como que se les tiene que “apoyar” con una cooperación para mantener el orden del pueblo, pues es por el bien de éste.
Son muchas las cuotas que se tienen que pagar, pero no a las autoridades oficiales, sino a estos individuos; dependiendo del negocio que uno tenga es el pago de la cuota; en fin más vale cooperar para no arriesgarnos a que suframos de algún percance. Será que en poco tiempo ¿tendremos que pagar por vivir, o ya lo estamos haciendo?
La belleza del Pueblo Mexicano ha quedado opacada por el pánico y el sufrimiento que se vive en el país a causa de los atentados que se han desatado con la ola del narcotráfico, sin quedar ningún Estado de la República Mexicana fuera de esta tormentosa y cruel realidad.
En tiempos pasados los mexicanos nos sentíamos inseguros de salir a la calle, pero hoy en día no nos sentimos seguros ni en nuestra propia casa, pues los delincuentes y criminales ya no se quedan con el gusto de delinquir en la calle, sino que ahora llegan hasta nuestros hogares a imponer su voluntad.
Un claro ejemplo de esto que les menciono es lo que ocurre en los municipios del sur del Estado de México, como: Tejupílco, Temascaltepec, Valle de Bravo, San Martín Otzoloapan, Zacazonapan y principalmente Luvianos, por mencionarles algunos.
Si el turismo en estos municipios era escaso, con los asentamientos de Narcotraficantes se ha vuelto totalmente inexistente, pues a nadie le interesa poner en riesgo su vida por conocer uno de los antes citados.
No solo el turismo se ha alejado, pues aunque parezca increíble, mismas personas oriundas de estos lugares han preferido emigrar hacia otras zonas “más seguras”, abandonando de esta forma familia, amigos, bienes y propiedades… toda una vida.
Pueblos marginados hasta por las propias autoridades, toda vez que las mismas solo ponen un pie en estos municipios únicamente en tiempos electorales, abandonando a su suerte al ciudadano, mismo que para entrar o salir de un lugar necesita pedir permiso a estas organizaciones delictivas, no sin antes identificarse y explicar los motivos o razones que lo llevan a dicho lugar, quedando a un lado lo estipulado por el artículo 11 constitucional que consagra la libertad de transitar por el territorio nacional, sin necesidad de carta de seguridad, pasaporte, salvo conducto, etc. Sin embargo, esto no es más que letra muerta ya que no existe autoridad que nos garantice dicha libertad. Lo mismo sucede con lo estipulado en el artículo 16 de nuestra Carta Magna, ya que en la actualidad estos grupos nos han aterrorizado en nuestros domicilios, sin derecho alguno.
Como ejemplo claro, les cuento que para poder llevar a cabo alguna actividad en cualquiera de estos lugares se debe pedir un permiso al representante principal de estos grupos de narcotraficantes, así como que se les tiene que “apoyar” con una cooperación para mantener el orden del pueblo, pues es por el bien de éste.
Son muchas las cuotas que se tienen que pagar, pero no a las autoridades oficiales, sino a estos individuos; dependiendo del negocio que uno tenga es el pago de la cuota; en fin más vale cooperar para no arriesgarnos a que suframos de algún percance. Será que en poco tiempo ¿tendremos que pagar por vivir, o ya lo estamos haciendo?
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